martes, 30 de julio de 2013

BAJO EL BALCÓN, DE OSCAR WILDE.

 
 

¡Oh, hermosa estrella de boca carmesí!
¡Oh, luna de cejas doradas!
¡Se elevan, se elevan desde el fragante sur!
Iluminan el sendero de mi amor,
para que sus delicados pies no se extravíen
en el viento que corre por la colina.
¡Oh, hermosa estrella de boca carmesí!
¡Oh, luna de cejas doradas!

¡Oh, bote que te agitas en el desolado mar!
¡Oh, barco de húmedas, blancas velas!
¡Vuelve, vuelve hasta el puerto por mi!
¡Pues mi amada y yo deseamos ir
a la tierra en la que los narcisos soplan
sobre el corazón de un valle púrpura!
¡Oh, bote que te agitas en el desolado mar!
¡Oh, barco de húmedas, blancas velas!

¡Oh, fugaz ave de graves, dulces notas!
¡Oh, ave que descansas en el rocío!
¡Canta, canta con tu voz suave en el vacío!
¡Mi amor en su pequeño lecho
te escuchará, alzará su cabeza de la almohada
y seguirá mi camino!
¡Oh, fugaz ave de graves, dulces notas!
¡Oh, ave que descansas en el rocío!

¡Oh, flor que cuelgas en el aire trémulo!
¡Oh, flor de labios nevados!
¡Desciende, desciende hasta el cabello de mi amor!
¡Has de morir en su cabeza como una corona,
has de morir en un pliegue de sus vestidos,
En el pequeño brillo de su corazón has de reposar!
¡Oh, flor que cuelgas en el aire trémulo!
¡Oh, flor de labios nevados!

domingo, 28 de julio de 2013

EL LETEO, DE CHARLES BAUDELAIRE.


Ven sobre mi corazón, alma cruel y sorda,
tigre adorado, monstruo de aires indolentes;
quiero, por largo rato sumergir mis dedos temblorosos
en el espesor de tu melena densa;

en tus enaguas saturadas de tu perfume
sepultar mi cabeza dolorida,
y aspirar, como una flor marchita,
el dulce relente de mi amor difunto.

¡Quiero dormir! ¡Dormir antes que vivir!
En un sueño tan dulce como la muerte,
yo derramaré mis besos sin remordimiento,
sobre tu hermoso cuerpo pulido como el cobre.

Para absorber mis sollozos sosegados
nada equiparable al abismo de tu lecho;
el olvido poderoso mora sobre tu boca,
y el Leteo corre en tus besos.

A mi destino, en lo sucesivo, mi delicia,
yo obedeceré como un predestinado;
mártir dócil, inocente condenado,
del cual el fervor atiza el suplicio,

Yo absorberé, para ahogar mi tormento,
el nepente y la buena cicuta,
en los pezones encantadores de ese pecho agudo
que jamás aprisionó un corazón.

miércoles, 24 de julio de 2013

CUANDO VEAS MILLONES DE MUERTOS SIN BOCA, DE CHARLES HAMILTON SORLEY.


Cuando veas millones de los muertos sin boca
atravesando tus sueños en pálidos batallones,
no pronuncies palabras suaves como otros hombres,
pues no necesitas hacerlo.
No les regales elogios ¿cómo los sordos pueden saber
que no son maldiciones las que se acumulan en sus cabezas?
Tampoco lágrimas, sus ojos ciegos no pueden ver tu llanto.
Ni honor; es fácil estar muerto.
Sólo dí esto: Ellos están muertos; y luego agrega:
Muchos mejores han muerto antes.
Entonces, observa la multitud apretada,
y percibirás un rostro que antaño has amado.
Un espectro. Nadie viste aquel rostro abandonado.
La Gran Muerte hace tiempo los ha arrebatado.

lunes, 22 de julio de 2013

UN PENSAMIENTO POR UN SOLITARIO LECHO DE MUERTE, DE ELIZABETH BARRET BROWNING.


Si Dios te obliga a este destino;
morir solo, sin nadie junto a tu lecho
para escuchar con dolor tu última palabra,
y marcar con lágrimas el vacilante pulso;
entonces ruega en soledad: ¡Oh, Señor ven con ternura!
Por tu hijo olvidado en la viña de roja desdicha,
por la vida salvaje que se agita en el mundo,
por el abandonado jardín donde la agonía
cayó como una sangrienta marea de tu frente,
por toda esta desolación, consoladme.
No hay amigos ni lamentos junto a mi,
ningún ángel se alza entre mi rostro y el tuyo,
pero os pido: Deteneos y arrancad la rosa de mi vida,
sonríe, al cambiar esta mortal pena en divina eternidad.

viernes, 19 de julio de 2013

EL OTRO LADO DEL ESPEJO, DE MARY ELIZABETH COLERIDGE.

 
Me senté frente al cristal un día,
y evoqué ante mí una imagen desnuda,
negando las formas de la alegría y la razón,
aquella sombría figura fue reflejada allí:
La visión de una mujer, exhalando
salvaje y femenina desesperación.

Su cabello caía hacia atrás en ambos lados,
el rostro, privado de toda hermosura,
ya no tenía envidia para ocultar
lo que ningún hombre supo adivinar,
y formó entonces su espinosa corona
de áspera y profana desgracia.

Sus labios estaban abiertos, ni un sonido
brotó de esos marchitos pétalos rojos,
cualquiera haya sido, aquellas deformes heridas
en silencio y secreto sangraron.
Ningún suspiro alivió su inexpresable dolor,
no poseía aliento para vaciar su miseria.

Y en sus espeluznantes ojos brilló
la moribunda llama del deseo de vivir,
hecha locura al diluirse toda esperanza,
y ardió en el fuego crepitante
de los celos y la sedienta venganza,
con una cólera que no puede apaciguarse.

Sombra de una Sombra en el cristal,
¡libera ya la superficie del espejo!
Pasa, como las fantásticas formas pasan.
No retornes jamás para ser
el fantasma de las horas vanas.
Entonces me oyó susurrar: "Yo soy Ella."

martes, 16 de julio de 2013

PENSAMIENTOS NOCTURNOS, DE JOHANN WOLFGANG VON GOETHE.


¡Oh, Desdichadas estrellas! Vuestro destino lamento.

Vosotras que han iluminado el mar y el marinero,
radiantes destellos que adornan los cielos;

Dioses y hombres os han despreciado:
No las aman, jamás han aprendido a amar.
Incesante e interminable danza os mueve
en el espacioso cielo, donde vuestro encanto se despliega.

Qué lejos habéis viajado, penetrantes gemas del abismo.
Demorado en mi amor, en el único amor en mí;
confieso que yo también os he olvidado.

domingo, 14 de julio de 2013

LAS VOCES SILENCIOSAS, DE JOSÉ ASUNCIÓN SILVA.


¡Oh voces silenciosas de los muertos!
Cuando la hora muda
y vestida de fúnebres crespones,
desfilar haga ante mis turbios ojos
sus fantasmas inciertos,
sus pálidas visiones...
¡Oh voces silenciosas de los muertos!
En la hora que aterra
no me llaméis hacia el pasado oscuro,
donde el camino de la vida cruza
los valles de la tierra.
¡Oh voces silenciosas de los muertos!
Llamadme hacia la altura
donde el camino de los astros corta
la gélida negrura;
hacia la playa donde el alma arriba,
llamadme entonces, voces silenciosas,
¡hacia arriba!... ¡hacia arriba!...

domingo, 7 de julio de 2013

EL CENOTAFIO, DE CHARLOTTE MEW.


Esos campos inconmensurables no serán verdes otra vez
cuando sólo ayer la sangre de la juventud salvaje y dulce fue derramada;
hay una tumba cuya tierra debe sostener demasiado tiempo,
demasiado profundo una mancha,
aunque para siempre sobre ella podemos hablar con orgullo al pasar.
Pero aquí, donde los vigilantes de corazones solitarios que tienen la certeza
de una espada interior han sangrado lentamente,
vamos a construir el Cenotafio: Victoria, alada, Paz, con alas también, a la cabeza de la columna.
Y a lo largo de la escalera, al pie ¡Oh! aquí, deja las manos desoladas, apasionadas por difundir
violetas, rosas y laurel, con las pequeñas,
dulces y tintineantes cosas del campo
al hablar así con nostalgia de otros manantiales,
desde los pequeños jardines de lugares aún más pequeños
donde nació el hijo o el amor.
En espléndido sueño, con mil hermanos
para los amantes, las madres,
aquí también yace él: bajo el morado, el verde, el rojo,
es todo juventud: romper los corazones de algunas mujeres para ver
un reposo tan valiente, tan alegre, convertido en lecho.
Sólo que, cuando todo esté dicho y hecho,
Dios no podrá ser burlado y tampoco los muertos,
para evitarlo se interpondrá nuestro mercado,
¿Quién va a vender, quien va a comprar?
(¿Seré yo o será usted quién se acueste con la mejor gracia?)
Mientras observa a todas las putas y vendedores ambulantes
al conducir sus negocios, es el rostro
de Dios, y el de algunos jóvenes asesinados.

miércoles, 3 de julio de 2013

EL VERDADERO CONOCIMIENTO, DE OSCAR WILDE.


Tú que lo sabes todo; sabes que busco en vano
semillas y tierras para cultivar con certeza,
pero la tierra es oscura entre la maleza,
indiferente a la lluvia o lágrimas que derramo.

Tú lo sabes todo; sabes que me siento y espero,
con las manos frágiles y los ojos ciegos,
hasta el último pliegue del velo,
hasta el ocaso de la puerta.

Tú lo sabes todo; sabes de mi vanidad,
confío en que mi vida no es en vano,
en que algún día nos tomaremos de la mano
en una extraña y divina eternidad.