lunes, 22 de julio de 2013

UN PENSAMIENTO POR UN SOLITARIO LECHO DE MUERTE, DE ELIZABETH BARRET BROWNING.


Si Dios te obliga a este destino;
morir solo, sin nadie junto a tu lecho
para escuchar con dolor tu última palabra,
y marcar con lágrimas el vacilante pulso;
entonces ruega en soledad: ¡Oh, Señor ven con ternura!
Por tu hijo olvidado en la viña de roja desdicha,
por la vida salvaje que se agita en el mundo,
por el abandonado jardín donde la agonía
cayó como una sangrienta marea de tu frente,
por toda esta desolación, consoladme.
No hay amigos ni lamentos junto a mi,
ningún ángel se alza entre mi rostro y el tuyo,
pero os pido: Deteneos y arrancad la rosa de mi vida,
sonríe, al cambiar esta mortal pena en divina eternidad.

2 comentarios:

sabores compartidos dijo...

Morir en soledad que cruel final no? jeje si al menos te acompaña alguien no parecerá que hayas sido tan malo, jajaja creo yo.
un abrazo amigo

BATOOSAHI dijo...

Sabores... Pero ser malo es mas divertido. jejejeje...
También es muy cierto que hay gente que cuando notan que su final se acerca, prefieren estar solos.
Un gran abrazo.