domingo, 19 de octubre de 2014

EL FIN DE LA JORNADA, DE CHARLES BAUDELAIRE.









Bajo una pálida luz
  corre, danza y se retuerce
  la Vida, impura y gritona.
Tan pronto como a los cielos

La gozosa noche asciende
  y todo, hasta el hambre calma,
  ocultando la vergüenza
  se dice el Poeta: «¡Al fin!

Mis vértebras, como mi alma,
  codician dulce reposo;
  de fúnebres sueños lleno,

  la espalda reclinaré
  y rodaré entre tus velos,
¡oh refrescante tiniebla!»

domingo, 14 de septiembre de 2014

TAEDIUM VITAE (TEDIO VITAL), DE OSCAR WILDE.


Matar mi juventud con dagas ansiosas; ostentar
la librea extravagante de esta edad mezquina;
dejar que cada mano vil se hunda en mi tesoro;
trenzar mi alma al cabello de una mujer
y ser sólo un siervo de Fortuna. Lo juro,
¡no me agrada! Todo eso es menos para mí
que la fina espuma que se inquieta en el mar,
menos que el vilano sin semilla
en el aire estival. Mejor permanecer lejos
de esos necios que con calumnias se burlan de mi vida,
aunque no me conozcan. Mejor el más modesto techo
para abrigar al peón más abatido
que volver a esa cueva oscura de guerras,
donde mi alma blanca besó por vez primera la boca del pecado.